Una historia muy corta:
– Maestro, vengo desde muy lejos. Por favor, ayúdame con mis muchas dolencias.
– ¿Estás seguro de que deseas sanar?
– Por supuesto, maestro. ¿Acaso alguien vendría a verte si no quisiera sanar?
– Ya lo creo que sí. De hecho, es lo que sucede casi siempre: la mayoría viene buscando alivio temporal, no sanación. Sanar es doloroso. Requiere responsabilidad, esfuerza, compromiso y disposición a cambiar y requiere la voluntad de renunciar a todo aquello que te enfermó. Por eso, es más fácil sentirse víctima y procurar alivio temporal.